La Casa de la Cultura en Oaxaca es también conocida como el “Exconvento de los Siete Príncipes”, y fue hasta los años 60´s que el lugar fue inaugurado como la “Escuela de las Artes y Oficios de Oaxaca”, la cual es suspendida por lo poco que logró crecer y el bajo éxito que tuvo, lo cual dio paso a la creación de la ya conocida Casa de la Cultura.
Hace casi medio siglo, una de las formas de hacer que la fe cristiana prevaleciera en los nativos americanos que se encontraban en el lugar, fue fomentando privilegios en líderes (señores o caciques) que conservaban títulos de nobleza -los cuales se habían encargado entregar a sus súbditos a los dominadores hispanos- con el fin de promover a los indígenas la misma fe.
Asimismo, otra de las formas que se implementaron para que el catolicismo creciera y tuviera raíces, fue crear monasterios para las hijas de las personas indígenas.
Después, se creó un convento, al que se le nombró “Santa María de los Ángeles”, y se asentaron las monjas cacicas de la orden de Capuchinas Descalzas. Se decía que tal convento debía caracterizarlo la sencillez, pero ocurrió todo lo contrario cuando, al modificar la fachada de la iglesia, se adicionó una gran puerta abovedada en la entrada, lo que hace que este convento se vea totalmente diferente a lo que se acostumbra en la arquitectura en Oaxaca.
En 1881, fue publicado un libro que relata la historia de Oaxaca y mexicana, y, ahora, es una fuente fidedigna y muy consultada.
La Casa de la Cultura ofrece diferentes talleres, como música, artes plásticas, teatro, danza, repostería, y muchos más.
Es un lugar muy especial para Oaxaca, pues no solo nos dice parte de su historia, sino también de las personas que pasaron por tal lugar.
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